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CUERPO Y CIUDAD SANTA FE

ARTE EN LOS ESPACIOS PÚBLICOS

Curaduría y dirección: Adriana Barenstein

A modo de memoria

Bailar en las calles, caminar las esquinas, andar el puerto, las veredas, trepar en las ventanas, en los balcones. La maravilla del instante. Minúsculos movimientos que no esperan llegar, segmentos que se mueven a tirones, vibraciones que se cruzan, tiemblan y desaparecen. Líneas de desorientación en los cuerpos.

Colores mezclándose. Las proyecciones sobre distintas superficies. Una conversación dentro de la conversación. Como en la calle: fragmentos duros y filosos atravesados por líneas más blandas y todo pasa al mismo tiempo. Las voces, los tambores, las imágenes, el río, el barco enorme que llegó y nunca se fue, las preguntas, aquella señora que cruzó la calle sola y nos miró con su vestido de flores por única vez, un adolescente corrió, la multitud, las bolsas que nunca usamos.

Primero que nada, la mirada curiosa, sagaz, móvil del que pasa, caminante pasajero, y se detiene. Respira sorpresa. Algunas caras observan demasiado, otras se abandonan a la presencia sin querer descifrar. No esperan nada. Obligados a ver hasta sentir durante unos brevísimos instantes la impresión de estar en un lugar extraño, o mejor todavía dejar de comprender lo que sucede o lo que no sucede. La ilusión de dejarse llevar. La ilusión a secas.

Todo un juego de territorios, personajes fugaces, puras relaciones de velocidades. Ni más ni menos.

Movimientos, cuerpos, colores, ruidos que arrastran y avanzan en todas direcciones, huyen y se disparan entre las cosas, no en las cosas. Líneas que estallan.

Los pasos y las combinaciones que arrugan el espacio, lo conmueven, lo construyen. A veces movimientos, ritmos, recorridos sutiles, bastan para rehacer un lugar, habitarlo, inventar nuevos desafíos. Llenarlo y descubrir que casi todo es posible, incluso evocarlo como ese acontecimiento único que generamos entre todos y quedó allí, en el aire, flotando, irradiando, contagiando y multiplicándose infinitamente: imparable.

Solo nos queda sacar a la luz la fracción de posibilidad –no llegamos, no pudimos, nos faltó tiempo-.

Pero ya sabemos, la posibilidad está siempre por encima de la realidad.

Ojalá.

Adriana Barenstein

Santa Fe, Octubre de 2011

Auspiciantes que nos acompañaron en las diferentes ediciones: